Cuando decidimos independizarnos, lo primero que imaginamos es la mudanza: buscar cuarto/depa, muebles, cajas, que lleve que no llevo. Pero lo cierto es que mudarte es solo el inicio. El verdadero reto (y también lo más bonito) empieza después: cuando empiezas a armar tus días desde cero.
Lo que nadie te dice: el silencio puede asustar... al principio
Vivir solo o sola suena increíble, y lo es. Pero hay momentos que pueden sentirse raros al comienzo. Despertarte y no escuchar a nadie más. Comer sin compañía. Llegar a casa y que no haya movimiento ni voces.
Es ahí donde uno empieza a construir su rutina. Tu propio ritmo. Tus sonidos, tus espacios, tus pausas.
Descubrirás que vivir contigo mismo también se siente bien. Hay días que querrás limpiar con música a todo volumen, y otros donde solo querrás cocinarte algo mientras ves el Gran Chef en la tele o días en los que sólo querrás pedir algo y tirarte en la cama a ver una serie. Y todo eso querido lector, está bien.
Los pequeños hábitos lo cambian todo
Uno no se independiza y de pronto lo tiene todo bajo control. Pero sí empiezas a descubrir que ciertas cosas, por pequeñas que parezcan, te hacen bien.
Tender tu cama apenas te levantas. Tener un lugar para tus llaves. Encender una vela cuando cae la tarde. Cocinarte algo rico aunque sea martes.
Esos pequeños gestos, cuando se repiten, se vuelven parte de ti. Parte de tu nueva versión. Y te ayudan a sentir que ese lugar ya no es solo “donde vives", sino tu nuevo hogar.

La cocina, ese lugar donde todo empieza a sentirse tuyo
No necesitas ser chef ni tener todo el menaje completo para empezar. De hecho, muchas rutinas comienzan con lo básico: una olla, una sartén, y una Cocina Lega que te acompañe mientras aprendes.
Desde preparar tu primer desayuno hasta invitar a alguien a comer por primera vez en tu nuevo espacio, la cocina se convierte en ese rincón que dice mucho de ti. No solo lo que comes, sino cómo te cuidas.
Considero que una buena rutina no necesita de mucho, solo herramientas que estén a la altura de lo que necesitas. Por eso nuestras cocinas de mesa están pensadas para quienes recién comienzan, para que cocinar no sea un problema, sino una forma de disfrutar tu proceso. <3
No te apures: tu rutina no se construye en un día
Habrá semanas que no quieras salir de casa, y otras donde no pongas un pie en ella. Habrá comidas quemadas, cuentas por pagar, y días que sientas que no sabes lo que estás haciendo.
Pero si te detienes un segundo y miras atrás, te vas a dar cuenta de algo: estás creciendo. A tu ritmo, a tu manera.
Y no siempre se nota en cosas grandes. A veces el crecimiento está en elegir quedarte en casa porque también disfrutas tu compañía. En darte cuenta de que, aunque al principio parecía imposible, ya tienes tus propias formas de resolver.
Creciendo no es solo pagar tus cuentas o armar un mueble tú solo. Es también reconocer cuándo necesitas un respiro, cuándo pedir ayuda, y cuándo darte crédito por todo lo que has logrado, aunque nadie más lo vea.
Y eso, aunque parezca pequeño, aunque venga con errores y aprendizajes, es enorme. Y eso, querido lector, es parte de independizarse. -